viernes, 9 de diciembre de 2011

Los Larios, de La Rioja a Málaga.



Hablar en Málaga de la Casa Larios es referirse, ciertamente, a una auténtica institución local. Por su actividad ininterrumpida, por su influencia en todos los círculos de decisión, por el arraigo y naturalmente por el monto importante de los negocios, industrias y comercios que «la Casa» controló desde la llamada rotonda de Larios, justamente donde hoy se alza el edificio de la Equitativa, el apellido Larios es parte de la historia malagueña de los dos últimos siglos.
Desde "La Casa" se influía en las grandes decisiones políticas, ciudadanas y culturales. Sociedades. empresas e industrias contribuyeron al desarrollo local; la aventura del vino la inicia Larios al adquirir las bodegas de Jiménez y Lamothe.

1 • LAGUNA DE CAMEROS, LA RIOJA.
Los antepasados de los primeros Larios que llegan a Málaga en los años iniciales de 1800 proceden de Laguna de Cameros, Logroño. Laguna de Cameros se ubica en el extremo meridional del curso alto del río Leza, formando parte del partido judicial de Logroño en La Rioja. Villa muy antigua, aparece mencionada en el siglo XII en una donación hecha por don Pedro Jiménez, señor de los Cameros, al monasterio de Sacramentía; la dote fue el término de Ruete y en documento, fechado el día 19 de Abril del año 1162, firman como testigos dos vecinos de Laguna.
Hijo ilustre de la villa sería Martín Larios, primer marqués de Larios. Su padre, Pablo Larios formó parte de las colonia camerana que se establece en Vélez-Málaga y en Málaga capital. La colonia camerana en la ciudad de Málaga, hizo aflorar, a niveles personales, grandes figuras de los negocios a lo largo del siglo XIX malagueño.

2 • LOS LARIOS SE ESTABLECEN EN EL SUR.
Así pues, un viudo con varios hijos hace su aparición en Málaga a comienzos del siglo XIX: Pablo Larios. Estamos en los años inmediatamente precedentes a la invasión francesa. Málaga es una comunidad en auge y tiene, todavía, muchas cosas por hacer. Este Pablo Larios, con el tiempo, llegaría a ser el jefe espiritual de un clan del mismo apellido, cuyas luces y sombras se proyectarán largamente sobre la ciudad en que se asienta.
Pablo Larios era viudo de Ana Llera y de Gregoria Herreros y ya, para ese entonces, debería ser un señor talludito. Le acompañan sus hijos todos ellos , lo que nos hace suponer que dejó en ese momento, y para siempre sus tierras nativas.
La expedición familiar completa debió recalar en Málaga, aunque se sabe que Pablo Larios dispone que algunos de sus vástagos se queden con él en Málaga, en tanto que otros deben marcharse a Cádiz para establecerse en dicha capital y, desde allí, intentar poner casa y representación comercial en Gibraltar.
De esta forma, la familia se escinde a efectos económicos y comerciales y quédanse en nuestra ciudad Pablo Larios y sus hijos Manuel Domingo Larios Llera y Juan Larios Herreros. Para Cádiz-Gibraltar parten Pablo Larios Herrero y su hermano Martín, de los mismos apellidos. Los primeros en Málaga y los segundos en Cádiz, inician sus escarceos mercantiles, comerciales e industriales.

3 • LOS INICIOS DE LAS SOCIEDADES.
Las primeras fundaciones mercantiles de ambos grupos de las que se tienen noticias son: Juan Larios Herreros y Manuel Domingo Larios Llera fundan la sociedad de comercio Manuel Domingo Larios y Hermano; por contra, Pablo y Martín Larios Herreros llevan a efecto la fundación de dos entidades mercantiles. De un lado, Larios Hermanos y Martín Larios, Lasanta y Compañía, la primera con sede en Cádiz-Gibraltar, y la segunda, en Cádiz.

Del probable éxito que las mencionadas instituciones mercantiles tuvieran en Málaga y Cádiz-Gibraltar, no se sabe apenas nada. Pero si tomamos los datos que nos facilitan en diferentes estudios l. A. Jiménez y Morilla Critz citado por el anterior , como, asimismo, las referencias que a nivel de recuerdos recoge en sus «memorias» María Pía Heredia y Grund, habremos de convenir en que las tres entidades primerizas de los Larios debieron ya producir suculentos dividendos porque, de alguna manera, ellas representan la consolidación patrimonial y, todavía más aún, la iniciación de su fortuna hacia el futuro.

Uno de los hijos de Pablo Larios «el viejo», jefe del clan, Manuel Domingo Larios Llera, fallece en Málaga y, como consecuencia de ello, la sociedad Manuel Domingo Larios y Hezmano entró en liquidación por un año, y en 1831 Martín Larios Herrero (que fue uno de los que marchó a Cádiz-Gibraltar) forma nueva entidad en Málaga viviendo ya aquí y trasladándose de manera definitiva bajo la denominación de Larios Hermanos y Cia. y quedaría integrada por el propio Martín, «que aporta un capital de 120 reales de vellón, Juan Larios con 70.000 reales, así como José López Lerdó, que aporta 10.000 reales». En realidad y tal como aclara J. A. Jiménez, «este efectivo era el pago efectuado por los tres socios a los herederos de Manuel Domingo Larios Llera por las mercancías, efectos créditos existentes en la antigua Casa de Comercio». Siguiendo el rastro de esta primera parte de la historia mercantil y familiar del clan Larios, llegamos a 1861 un año antes de la visita a Málaga de S.M. Isabel II , fecha en que la sociedad últimamente constituida se disuelve y su promotor interesa a sus hijos, Manuel Domingo y Martín, la creación de otra razón social a la que denominan Martín Larios e Hijos, donde el padre sería socio capitalista, con reserva del 84 por ciento sobre las ganancias, en tanto que los hijos, como simples socios industriales, se distribuirán el 8 por ciento.

4• EMPRENDEDORES.
Para unos, los Larios llegaron a Málaga llamados por el ya marcado progreso local y con el fin de ampliar negocios y actividades mercantiles; para otros, la familia Larios vino con una mano atrás y otra delante «en busca, al igual que Heredia, de prosperidad...». Queda, pues, en entredicho, la motivación que les obligó a instalarse en la ciudad. Pero está claro que el río Cameros, en la provincia de Logroño, no bañaba, ni entonces ni ahora, el progreso nacional. El progreso, en todo caso, estaba en Málaga, fijando, tal como dice J. A. Jiménez, un «movimiento migratorio norte-sur, opuesto al actual» sur-norte. Claro está que el «progreso» estaba terne y esperando a los más aventurados, a los decididos foráneos que sabían hincarle el diente a las frutas que los propios malagueños rechazaban, de manera que una mano de obra barata, unido a todo lo que había que hacer y que afín no se había intentado por los propios malagueños, junto a precios crecientes y demandas constantes, el negocio era seguro para todos aquellos que de manera decidida y sin temer a nada afrontaban el desafio del tiempo a vivir. Más claramente expuesto, y como le sucedería al propio Heredia y los primeros y más sustanciosos beneficios de la primera generación de los Larios, «el capital tuvo su origen en la guerra de 1808 contra los franceses, a consecuencia del comercio que a raíz de ella se estableció». Con esta realidad, que tanto prejuzga respecto a aquella clase de afrancesados caballeros que iniciaron sus fortunas en la España invadida, se explican los éxitos personales en lo económico e industrial , tantos más exitosos cuanto más rápidos.

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